Presento Las siguientes anotaciones puntuales con el fin de aportar elementos para una comprensión más cercana de la situación actual y los escenarios, igualmente complejos, que nos aguardan en el futuro cercano.
1. Sobre la crisis del coronavirus
a. No hay razón para suponer que esta será una crisis de corta duración. La velocidad de contagio es extrema. La enfermedad se propaga más rápido que la capacidad de los sistemas de salud para reducir la velocidad y magnitud de los contagios. Esto en parte importante porque, se estima, que el 85% de los infectados no desarrolla síntomas, pero si pueden transmitir la enfermedad. Igualmente, el 15% restante desarrolla síntomas luego de varios días de tener y estar transmitiendo la enfermedad. Por esto, y por otros factores, es altamente probable que exista un elevado subregistro, es decir, que existan muchos más infectados que los que reportan las cifras oficiales.
En estos días, en el mundo, la cantidad de contagios se duplica en aproximadamente una semana. Se entenderá que en distinto que se duplique un caso a que se dupliquen 350 mil. La progresión geométrica con distintos grados de aceleración, pero incrementándose paulatinamente en todos los países, continúa.
Es un error pensar que esta enfermedad alcanzará su pico en breve plazo. Eso sólo podría suceder si se decreta la inamovilidad absoluta durante por lo menos dos a cuatro semanas, lo cual es imposible, y/o si se inmuniza a todos o a la gran mayoría de la población, lo cual es inviable en el actual y en parte del año próximo.
Es crucial tomar conciencia de esta realidad.
b. Todos los sistemas sanitarios del mundo, empezando por los de los países más desarrollados, pero también pasando por los países medios o menores están siendo rebasados. Pese a que todos los países están agregando más recursos (infraestructura hospitalaria, equipamiento y accesorios, pruebas y medicamentos, personal de salud, etc.), la velocidad de difusión de la enfermedad es mayor y se acelera.
Pese a que se están usando todos los sistemas de salud (del sector público, privado y fuerzas armadas y policiales), se está incrementando aceleradamente la infraestructura hospitalaria (hospital de Vitarte, villa olímpica, hospitales de campaña de las fuerzas armadas, etc.) y se están reconvirtiendo algunas industrias para fabricar respiradores y otros equipos y accesorios y medicinas y similares, la enfermedad se extiende aceleradamente. Esto último no tiene límites, lo primero sí. La capacidad de sumar recursos de salud se agotará en los próximos meses cercanos.
Todo esto sin dejar de reconocer el esfuerzo sobre humano que están realizando todo el personal de salud, trabajando a sobrehoras, alejados de sus familias, sin los recursos necesarios para atender a los pacientes, sin los medios de protección adecuados en cantidad y calidad suficientes, alejados de sus familias, y con altísimas posibilidades de sufrir contagios. No se les está compensando en medida suficiente por tan alto grado de sacrificio. Tenemos que encontrar la forma.
c. La labor de contención que vienen realizando las fuerzas armadas y policiales es encomiable. En otras coyunturas dramáticas, las fuerzas policiales y armadas pusieron el pecho para protegernos, darnos paz y permitirnos progresar y tener futuro. Ahora se están entregado por entero para protegernos de quizá el peor flagelo que ha enfrentado la humanidad en las últimas décadas. Igualmente, vienen trabajando a sobrehoras, alejados de sus familias, en zonas de difícil acceso y cobertura de servicios y recursos, alejados de sus familias, y con altísimas posibilidades de sufrir contagio.
Los ciudadanos que no tenemos formación o conocimiento de la vida militar-policial, estamos valorando de otra forma a los militares y policías y sintiéndolos parte de nuestras familias y estamos valorando mucho más su aporte a la subsistencia y progreso demuestra sociedad. También tiene que ser reconocidos y compensados.
d. Pese a todo esto, esta crisis se agudizará en los próximos meses inmediatos y es posible que se convierta en inmanejable, como en Italia, España, Alemania y Francia, y como ya está sucediendo en Estados Unidos. En américa latina, Brasil ya superó los cuatro mil infectados, Chile los dos mil y Ecuador superará esa marca en los días inmediatos. Ello pese a que estos dos últimos países están adoptando medidas similares a las nuestras. México, Colombia, Argentina y Perú, que ya tiene 852 contagiados registrados en 24 días, se acercan a la marca de 1000 contagiados, que superarán en los próximos días.
e. Es extremadamente remoto que se pueda contar con una vacuna en el presente año. Lo más probable es que se logre hacia mitad del año que viene. Es probablemente el único medio para parar esta pandemia. Las medidas de contención intentan reducir la velocidad del contagio, pero esta se acelera, pese a los denodados esfuerzos que realizan los gobiernos, las instituciones y los ciudadanos conscientes. Así pues, es probable que la vacuna se empiece a aplicar masivamente en el semestre del año próximo, luego de algunas decenas de millones de infectados y algunos millones de fallecidos por este mal.
f. Esta batalla no se puede ganar con acciones en un solo país. Las medidas adoptadas por el gobierno han sido adecuadas en función de nuestras posibilidades como país. Pero, siendo útiles y oportunas, no nos “inmunizan” si la enfermedad sigue avanzando a los niveles actuales o proyectados en Sudamérica, en el continente y en el mundo. Por razones que dan para otro análisis, no veo estrategias siquiera continentales consistentes. Estamos en el mundo en una especie de “sálvese quien pueda”.
g. A todo lo anterior se suman, en nuestro caso, las falencias culturales que nos hacen poco disciplinados, ordenados y solidarios, y las precariedades institucionales sociales y económicas. Algo de esto veremos a continuación.
2. Las medidas adoptadas por el gobierno y su sostenibilidad económica
a. El gobierno ha adoptado disposiciones oportunas y en la medida de nuestras posibilidades como Estado, sociedad y país.
b. La inamovilidad ha sido decretada de manera oportuna. Es la medida de contención más importante en las circunstancias actuales, por supuesto junto con las pautas de aseo y limpieza.
Pero no puede ser total. Hay actividades que no pueden parar. Inevitablemente, ello genera contacto y posibilidades de contagio. Solo reduce la magnitud y velocidad de contagio hasta cierto punto y durante cierto tiempo, como se está revelando en estos días. Solo entre el sábado 28 y el domingo 29 se han registrado 181 nuevos casos en el Perú. Si se mantiene esta progresión, en 4 o 5 días estaríamos bordeando los 2000 casos.
Pese al denodado esfuerzo de nuestras fuerzas policiales y armadas, la eficacia de esta medida se reduce conforme se incrementa la magnitud y velocidad del contagio. En consecuencia, la inamovilidad se deberá extender y hacerse más severa paulatinamente, pero la sostenibilidad de esta medida se complica desde el punto de vista de las finanzas públicas, de la estabilidad económica y la sostenibilidad social.
c. Las medidas económicas, además de las dirigidas a dotar de recursos al sistema de salud, tienen dos vertientes principales. De un lado, aliviar las condiciones de pago de las deudas de diverso tipo, con el sector público y privado, con facilidades para la refinanciación, periodos de gracia, exoneración de intereses y demás medidas similares y complementarias. De otro, subsidios diversos, para las empresas y los trabajadores.
Todas las medidas dictadas en el plano económico son necesarias, imprescindibles, oportunas, y no se pueden cuestionar en modo alguno.
Sin perjuicio de ello, es también imprescindible examinar sus efectos y sostenibilidad.
d. La reprogramación de deudas y obligaciones de pago, siendo valiosa, priva de parte de los ingresos proyectados a las empresa y proveedores. Las empresas más grandes, con mayores reservas presupuestales y espaldas financieras podrán soportar más meses. Pero los medianos y pequeños empresarios que se financian mes a mes, tendrán dificultades para sostenerse en dos o tres meses más.
De otro lado, una vez que se supere la crisis, los deudores tendrán que sumar a sus cuotas ordinarias las cuotas reprogramadas, que tendrán que afrontar con ingresos mermados o probablemente sin ingresos si es que perdieron sus empleos y negocios durante la crisis.
Por otra parte, estas medidas y los subsidios otorgados, siendo importantes y significando un gran esfuerzo para el Estado y las finanzas públicas, son parciales en grado significativo. Ello, en medida importante, por la elevada informalidad que caracteriza a nuestra economía y mercado laboral. Se asume que el 70% de personas que trabajan se ubican en el denominado sector informal o no estructurado.
Gran parte de ellos laboran en condiciones de elevada precariedad y con ingresos insuficientes. No están en planilla de remuneraciones alguna. Gran parte del sector pobre no está registrado en mecanismo oficial alguno. No les alcanzará los subsidios que ha aprobado el gobierno.
Igualmente, el subsidio a la planilla alcanza, como es entendible, sólo a los empleadores del sector formal. En una economía con gran cantidad de unidades empresariales informales, el alcanza de esta medida es limitada.
Pero, además, se otorga a los empleadores por sus trabajadores a los que pagan salarios de 1300 soles o menos. Como se sabe este es un subsidio a la planilla, esto es, al empleador, por cada puesto de trabajo que sostiene. Por lo tanto, no se justifica que se imponga este límite. Esto restringe el alcance de la medida. Pero, además, si, como es altamente probable, la inamovilidad social se extiende por semanas o meses adicionales a la reciente prórroga, ¿estará el presupuesto público en capacidad de soportar subsidios adicionales?
Igualmente, en línea con lo que se está haciendo en todo el mundo, el Banco Central de Reserva ha reducido de manera significativa la tasa de interés de referencia, para estimular la economía. Sin embargo, la reducción de la demanda interna y de la oferta interna obedece a factores exógenos, la crisis del COVID-19 cuya difusión e impacto, como hemos visto, no se relaciona en su origen con factores monetarios, de disponibilidad de capitales o de costo del dinero.
e. Aún dentro de las limitaciones anotadas, estas y otras medidas, evitarán el rompimiento de la cadena de pagos sólo en el corto plazo y si se pueden sostener y replicar durante algunos meses adicionales.
Según lo declarado por la Ministra de Economía, las medidas adoptadas significan algo más de dos puntos del PBI. Si bien, parte significativa de estos recursos se dirigen a infraestructura y equipamiento, que no se repiten todos los meses, las de estimulo económico si se necesita que se repliquen durante todos los meses en que la crisis de salud se mantenga en parámetros elevados.
Nuestras finanzas públicas no soportarán este nivel de gasto público si la crisis se extiende, como es altamente probable, varios meses adicionales.
Aún cuando se utilicen las reservas de contingencias y otros fondos disponibles del Estado, la magnitud de la exigencia de gasto público en un periodo relativamente prolongado puede llevar al limite a nuestras capacidades en dicho rubro.
Es cierto que tenemos fortalezas fiscales y financieras mejores que otros países vecinos y comparables en un análisis de ratios. Pero somos una economía pequeña en el mundo, en el continente y en la región. Y, por lo tanto, nuestros recursos y capacidad de gasto son menores, ante exigencias de gasto similares. La lógica de la crisis del Coronavirus no responde principalmente a escenarios nacionales, si bien estos son importantes y lo son también las respuestas en cada país.
El déficit fiscal, uno de nuestros logros más preciados en la gestión presupuestal y financiera del Estado en los últimos casi 20 años, se disparará. Ello en un escenario de fuerte caída de la presión tributaria y la recaudación fiscal, que tardarán más de un año fiscal en recuperarse, en tanto que la recuperación de los agentes y de la actividad económica tardará gran parte del año próximo.
f. Como se sabe, hasta antes de que se declarara la crisis del COVID-19, esto es, al inicio del año, las estimaciones oficiales proyectaban un crecimiento del PBI nacional algo superior al 2%, claramente insuficiente, pero en línea con el crecimiento de los últimos años.
Ello en medio de gestiones gubernamentales de las finanzas públicas y de la política económica nefastas. También en un escenario de choques externos que los especialistas han identificado, que responden a ajustes estructurales de la economía mundial, como también a factores coyunturales, pero con impacto de largo aliento.
Adicionalmente, según los expertos, la crisis de la economía mundial será mayor a la del año 2008 y similar a la de la década del 30 del siglo pasado, pero en un economía mundial varias veces más grande, con mayor velocidad de difusión por la integración del comercio y los mercados de capitales, por lo tanto, con consecuencias mayores en la caída de la demanda, la producción, la recesión, el desempleo, la pobreza y la precarización de las condiciones de vida.
Así pues, se espera una recesión mundial y, en nuestro caso, proyecciones recientes de expertos anticipan un crecimiento negativo de -3.5% en el PBI para el año en curso.
Estudios sólidos de expertos demuestran la relación entre la expansión o contracción de la economía y el comercio internacional y el crecimiento o contracción económica en el Perú.
A ello se suman ahora la caída de la demanda interna y la reducción de la oferta, fenómenos que interactúan y que se prolongarán durante el presente año y parte del próximo.
No hay razones para esperar que el año 2021 tengamos un crecimiento del PBI significativo. Las proyecciones oficiales en torno al 4% responden al propósito de dar confianza a los agentes económicos. Aun cuando la crisis del Coronavirus concluya, la recuperación económica no será inmediata. La recuperación del empleo y de la demanda será lenta, y la reconstitución de la cadena de pagos y de las finanzas públicas será pausada y muy costosa.
Es pues posible esperar que un número de unidades empresariales y agentes económicos salgan del mercado, que el desempleo se eleve y que la cadena de pagos se quiebre, en un efecto combinado en espiral descendente.
El año 2020 ya está jugado y el 2021 parece que también en gran medida.
3. Estabilidad social y política
a. Parte significativa de nuestra población se genera ingresos con el trabajo diario para cubrir las necesidades del día. Sucede con taxistas, pequeños comerciantes, comercio ambulatorio, y trabajadores de unidades empresariales informales, medianas, pequeñas y micro. Suman alrededor de tres millones de personas.
De otro lado, como se ha dicho antes, el desempleo se incrementará por la dificultad de las unidades empresariales de sostener la planilla y otros gastos en un contexto de caída significativa de sus ventas. Un punto porcentual de incremento del desempleo significa la pérdida de más de 100 mil puestos de trabajo. Adicionalmente, cada año se suman al mercado de trabajo más de 300 mil jóvenes. Esta presión se ha incrementado por la migración de aproximadamente 800 mil ciudadanos de Venezuela, la mayoría de ellos jóvenes.
Estos sectores se encuentran ya en una situación sumamente precaria, con recursos, capacidades y posibilidades mínimas de subsistencia. Hasta antes de la crisis del Coronavirus se encontraban ya en una situación desesperada. El aporte del Estado no les alcanza. Y a los que les coberture, con todo lo valioso que es, resulta insuficiente y no se podrá sostener si la crisis se extiende por varios meses.
b. ¿Son o no estas condiciones para un estallido social? Ha habido en los años recientes varios casos de descontrol social, aunque focalizado y de relativa baja escala y consecuencias. Incluso, en lo de mayor impacto económico y social, se han paralizado dos importantes proyectos económico-productivos y otros han sufrido esa amenaza. Es, además, el escenario esperado para los agitadores sociales y políticos de siempre.
c. Las fuerzas armadas y policiales vienen actuando con sumo equilibrio, prudencia y ponderación, incluso frente a agresiones y circunstancias lamentables, como el fallecimiento de un efectivo por la irresponsabilidad de un conductor. Pero están autorizadas para usar incluso la fuerza letal en situaciones extremas, y están exonerados de responsabilidad penal por ello. Tales facultades han sido otorgadas para ser usadas. En el contexto mencionado, no parece lejano el día en que se apliquen.
d. De otro lado, el escenario político es sumamente inestable, precario e imprevisible.
El Parlamento nacional se ha instalado en los días en que se declaró la crisis del Coronavirus en el Perú y, en el escenario actual, la ciudadanía no tiene claridad de la función y utilidad de esta importante institución democrática.
Salvo excepciones, ya se tiene malos ejemplos de los nuevos congresistas, que empiezan a reproducir los vicios del pasado. Y las organizaciones políticas en su mayoría continúan ausentes cuando no de espaldas a la realidad del país a las necesidades de la ciudadanía y al progreso de la nación.
El Poder Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional y la nueva Junta Nacional de Justicia, en la percepción de la ciudadanía, están en los hechos casi inactivos.
Si la crisis integral que estamos sufriendo no amengua, es altamente probable que las elecciones del 2021 se posterguen y la presidencia actual se extienda más allá del plazo constitucional.
La ciudadanía se está acostumbrando a un sistema político en que todo el poder está concentrado en el ejecutivo. Y la valoración de la ciudadanía hacia la democracia se reduce.
4. ¿Hay oportunidades?
a. Es claro que hay que desplegar medidas de impacto en el corto, mediano y largo plazo.
b. En el corto plazo, de aquí a fin de año, no queda otra opción que incrementar los recursos asignados al sistema de salud. Infraestructura hospitalaria, equipamiento para atender a los enfermos, personal para los centros de salud, pruebas de detección temprana de la enfermedad. Una variación debe dirigirse a aplicar las pruebas de detección a los sectores más vulnerables y a las zonas de mayor presencia y difusión de la enfermedad. Se trata de anticiparse al contagio y no sólo reaccionar frente a este.
Por supuesto, es imprescindible extender los mecanismos de protección al personal del sistema de salud y al de las fuerzas armadas y policiales. Igualmente, hay que mejorar sus remuneraciones, beneficios y seguridad social.
En lo económico, además de tomar las previsiones para sostener las medidas de subsidio a los sectores más necesitados y a las planillas, el Estado va a tener que asumir el pago de las deudas de los sectores en situación económica más precaria, hasta por cierto monto y cuotas de pago.
Quizá la inamovilidad social deba extenderse y hacerse más severa, reduciendo aún más las actividades económicas, lo que significará costos adicionales para los sectores privado y público, que tendrá que asumir el Estado. En tanto que no se cuente con una vacuna, la inamovilidad es la única medida efectiva para frenar el contagio.
En esta línea, tendrá que promoverse los sistemas de distribución de productos de primera necesidad, en un primer escalón para las personas en situación de pobreza y carencia de recursos de subsistencia, como ya se está haciendo de manera inicial. En un segundo escalón, como parte de una modificación de los sistemas de comercialización de productos de primera necesidad en el mercado.
Los subsidios extendidos y generalizados son medidas inaceptables en circunstancias normales, en un sistema económico sólido, de libre mercado y de economía abierta. Pero son también absolutamente necesarias en un escenario extraordinario y de grave emergencia como el actual.
c. En el mediano y largo plazo, en lo que queda del presente año y durante el que sigue, es imprescindible identificar las nuevas oportunidades de empleo en un escenario post Coronavirus.
El Estado debe prepararse para desplegar de manera acelerada programas de empleo temporal, en especial en infraestructura productiva y social.
En paralelo, hay que generar un programa masivo de desarrollo de las capacidades laborales y de acreditación de competencias laborales, para el amplio segmento de trabajadores no calificados, que son la mayoría de nuestra población empleada. Deben integrarse en este programa, los recursos y capacidades del sector público, privado y de las universidades.
Debería promoverse, igualmente un amplio programa de reconversión empresarial, para masificar, en las industrias en que sea posible, el trabajo a distancia y con el uso intensivo de la tecnología informática y de comunicaciones.
Esto es especialmente posible en las industrias creativas, de servicios y en las actividades comerciales.
En las industrias de producción de medios físicos, salvo excepciones como el de la minería, quizá sea el momento de promover el cambio de los modelos de organización de la producción hacia los sistemas de producción en red, descentralización productiva y clústeres. Es decir, el modelo contrario al de la gran industria con infraestructura física enorme y cientos o miles de trabadores reunidos en espacios físicos comunes.
Nuevamente, este es un proyecto mayor, que demanda el concurso del sector público, privado y las universidades y escuelas de negocios, con el respaldo de la cooperación internacional y líneas de financiamiento y crédito especiales. Como se sabe, las capacidades de generación de innovación y valor en estas formas de organización y cooperación empresarial son superiores, tiene efectos positivos en el empleo y en el crecimiento equilibrado desde el punto de vista económico y social.
En el plano de la educación escolarizada y superior, debe generarse un amplio sistema que priorice el uso intensivo de las tecnologías informáticas y de comunicaciones. Aprovechando estas semanas y probablemente meses de para obligada, debe desarrollarse la infraestructura necesaria, la reconversión de los docentes y los sistemas de aseguramiento de la participación, aprendizaje y evaluación a distancia de los alumnos, dotándolos de conexión a internet y equipos. ¿Será posible que cada estudiante tenga acceso a internet y una computadora básica? Esto es esencial.
En el plano de la salud, además de todo lo dicho, es imprescindible pasar a un modelo de salud predominantemente preventiva. Por supuesto, está claro que en circunstancias como las actuales, el sistema curativo y reparador de la salud tiene prioridad.
Pero en una proyección post Coronavirus, sería una ganancia extraordinaria modificar la matriz del modelo de salud hacia la prevención. Es mucho más eficaz, de significativamente menores cortos para la persona y para el sistema y tiene efectos trascendentales en términos de mejorar la productividad y el desempeño de la economía, la producción y las actividades profesionales, entre otras dimensione esenciales de la vida en sociedad.
Por supuesto, hay grandes dificultades para esto, desde adecuar la infraestructura de salud, el petitorio farmacológico y los criterios para la asignación y distribución territorial del personal y el equipamiento médico, hasta las precariedades culturales que hacen que la población no valore debidamente la prevención, pasando por intereses, en especial, de gran parte de los establecimientos de salud privados y de las industrias farmacéuticas, para mantener el actual modelo y las precariedades de nuestro sistema de salud.
Además, en el ámbito de la salud como en el de la educación, hay que redefinir los términos de la relación entre el sector público y el privado. La educación y la salud públicas, siendo bienes esenciales, deberían ser de altísima calidad. A su vez, quizá el Estado debería reforzar su rol rector y fiscalizador, estableciendo y garantizando estándares elevados de calidad, al tiempo que comparte mayores espacios con el sector privado y fomenta su innovación. Al mismo tiempo, como se ha expresado antes, el sector privado deberá incorporar variaciones en su modelo de negocios, en estas como en otras áreas. Algo de esto se está avanzando en el sistema de acreditación superior.
Finalmente, es imprescindible acometer la modernización del Estado. Necesitamos un Estado más pequeño, más eficiente, más austero, con personal altamente calificado y comprometido con el servicio público, y al mismo tiempo más eficaz, más potente, más cercano al ciudadano, que no traslade costos (visibles y ocultos) al ciudadano y a la sociedad. Es imprescindible lograr, de manera efectiva, el gobierno electrónico. También un estado que garantice la equidad, la inclusión y la igualdad de oportunidades para todos. Que promueva de manera efectiva y sostenible la superación de las condiciones de vulnerabilidad de los sectores que la padecen. Que no sea permeable a la influencia y al control de intereses de grupo por sobre los de todos. Y que proscriba la corrupción. Todo esto da para un desarrollo mucho más amplio, que dejamos para otra ocasión.
Por cierto, todas las líneas que se abordan en este documento exigen financiamiento, capacidades de gestión e institucionales y soporte profesional y técnico. Se tiene que convocar a las mejores inteligencias para ello.
Julio César Franco Pérez
Abogado con título de segunda especialidad en Derecho Procesal por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magíster en Administración Estratégica de Empresas por CENTRUM. Estudios de maestría en Derecho Constitucional y de especialización en Derecho Constitucional, Resolución de Conflictos, Interpretación y Argumentación Jurídica, Gestión de Empresas, Responsabilidad Social Empresarial y Políticas de Empleo y Derechos del Trabajo.
Ha sido consultor externo de la OIT, Gerente de Recursos Humanos del Banco de la Nación, Director de Recursos Humanos del Ministerio de la Producción y docente en la Pontificia Universidad Católica del Perú, CENTRUM y Universidad Continental. Es asesor y consultor en Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales y árbitro de consumo y en arbitrajes en negociaciones colectivas en el sector público y privado. Autor de artículos sobre temas de su especialidad, publicados en revistas especializadas