Como resultado de la pandemia por Covid-19 venimos sufriendo una crisis social y económica sin precedentes, en la que se han desnudado todas nuestras fallas y carencias como país, siendo, en las estadísticas mundiales, los que menos resultados positivos hemos obtenido en esta lucha por erradicar la pesadilla de la muerte, que a la fecha nos ha arrebatado 46,494 connacionales.
Para nadie era un secreto que nuestro país carecía de los medios para poder enfrentar la pandemia con eficiencia; sin embargo, esperábamos mucho más y mejores ideas de nuestros gobernantes, como respuesta a nuestras expectativas hemos sido aterrados testigos del pobre desempeño gubernamental en relación a controlar la cifra de infectados con pruebas que arrojen resultados seguros, con cuarentenas poco inteligentes que golpearon gravemente a nuestra economía en la que tanto trabajadores y empleadores vienen siendo afectados, así como las carencias en los servicios de tratamiento y recuperación de la enfermedad, sufriendo como nuestras las penosas colas de miles de personas que buscan obtener oxigeno para salvar la vida de los suyos, y arrebatarlos de la muerte.
Si hemos tenido tan poco éxito hasta el momento actual de la pandemia, ¿qué nos garantiza que el proceso de vacunación será eficiente? Tenemos que recodar que este proceso tiene dos etapas marcadas, la primera es la obtención de las vacunas de los diversos laboratorios; y, la segunda, es un proceso de vacunación rápido que impida que las nuevas variantes del virus hagan inefectivas las vacunas, esto significa que requerimos que la mayoría de la población sea vacunada lo más pronto posible y así evitar el temible círculo vicioso de sufrir más contagios sin vacunas que nos protejan.
Es por ello que llama la atención la posición del gobierno, que es la de no permitir que el sector privado colabore con su experiencia, sus redes de contacto y sus recursos logísticos en obtener las vacunas de diversos laboratorios (no necesariamente con los que ya se han suscrito contratos) para poder iniciar un proceso de vacunación de sus trabajadores y sus familias, lo que colaboraría con inmunizar a un porcentaje muy importante de la población y permitiría que el gobierno destine todos sus recursos a la población más vulnerable, como lo vemos, es una propuesta (liderada por la CONFIEP y seguro por ello rechazada) de ser aliados en el proceso de vacunación que, reiteramos, tiene que ser lo más célere posible.
Consideramos que no se puede rechazar una propuesta de apoyo en un proceso tan vital y urgente para vencer la pandemia, más aún si el gobierno ha dado muestras claras de su inoperancia y corrupción en algunos casos. La salud y vida de nuestros compatriotas no puede ser puesta en riesgo por convencimientos errados de lo que debe entenderse por justicia social.
Hay una frase atribuida a Jhon F. Kennedy que hoy considero oportuna “en las crisis se consciente del peligro, pero reconoce la oportunidad”, es lo que hoy le pedimos al presidente, deje a un lado sus dudas ideológicas y hoy aproveche la oportunidad que le pide un sector que tiene experiencia y al que ya usted ha recurrido para agilizar el transporte del primer lote de vacunas.
La empresa privada no es el enemigo que debemos atacar, lo es tanto el virus como la inoperancia del Estado, en una guerra, cuando nos reconocemos débiles, es cuando debemos recurrir a aliados que compartan nuestro mismo objetivo, solo así la victoria puede ser una esperanza..